El viernes 13 de junio falleció una de las figuras más importantes para los Pittsburgh Steelers y para la NFL: Chuck Noll. Pocas veces mencionado entre los mejores coaches en la historia de este deporte, su nombre pasa desapercibido entre Bill Walsh, Don Shula, Vince Lombardi, George Halas y John Madden, pero Noll logró algo que ninguno de estos legendarios entrenadores puede presumir: Ganar 4 Super Bowls.
Pero el legado de Chuck Noll va mucho más allá de eso. Junto con Dick Haley, el jefe de Scouts en Pittsburgh, se encargaron de hacer uno de los equipos más dominantes en la historia de la NFL. Antes de que llegara Noll, los Steelers sólo habían calificado a Playoffs en una ocasión desde 1933 y era una de las peores franquicias de toda la liga.
Sin embargo él se encargó de hacer de los Steelers una de los equipos más respetados en toda la NFL. Gracias a Chuck Noll Pittsburgh es el ejemplo del equipo dominante y estable que el resto de los 31 equipos buscan emular el día de hoy.
Durante los 70 Noll se encargó de demostrar que los Steelers serían una de las franquicias más ganadoras en una complicada AFC que tenía a los Dolphins, Raiders y Bengals. Lo más increíble de todo es que Noll jamás estuvo en los reflectores ni fue el principal referente de este equipo. Noll siempre estuvo detrás de los jugadores con un perfil bajo y dejando que su trabajo demostrara la calidad de los Steelers.
Tan fuerte fueron los cimientos que sembró en la ciudad del acero que desde que Noll se retiró en 1991 los Steelers sólo han tenido otros dos coaches: El primero fue Bill Cowher y después de él continuó MikeTomlin. Desde 1969 sólo han tenido tres entrenadores. En contraste Cleveland lleva más de 8 coaches distintos desde 1999.
Sin duda su legado más importante son los 4 trofeos Vince Lombardi que dejó en Pittsburgh, pero la grandeza de Chuck Noll radica en que gracias a un trabajo en equipo que él encabezó construyó desde la nada excelencia de acero para los Steelers. Pittsburgh no sólo es un equipo ganador desde que llegó Chuck Noll, sino que es un equipo que hace bien las cosas, que contrata jugadores que son una extensión de la familia Rooney y que tiene un respeto infinito por los fans de este equipo.
Chuck Noll no fue un gran motivador y tampoco fue el mejor estratega de la época. Sin embargo su grandeza radica en saber encontrar al tipo de jugador ideal para los Steelers y hacerlos funcionar. Su trabajo fue entrenarlos y prepararlos para enfrentar a lo mejor de la NFL temporada tras temporada. T del 74 al 79 ganaron 4 títulos.
Además Chuck Noll presenció una de las jugadas más representativas, enigmáticas y polémicas en la historia de la NFL: “The inmaculate reception”. Noll fue el coach del lado ganador de esa jugada, fue el que festejó el desvío milagroso y los reflejos de Franco Harris, y aunque ese año no ganaron el Super Bowl, fue la jugada que vislumbró lo que la próxima dinastía de la NFL podría hacer.
A pesar de que ya no está con nosotros, la esencia de Chuck Noll se puede sentir en Pittsburgh en cada momento. El “Steelers way” sigue vivo durante cada Draft, en cada entrenamiento y cada vez que juegan los Steelers.
Excelente nota. Y totalmente de acuerdo, el no será un referente inmediato cuando se hable de los mejores coaches en la historia de la NFL; porque el dejó que los jugadores fueran los verdaderos protagonistas de este juego, pero la manera de enfocarlos correctamente, corregir los egos manejar las emociones, eso es trabajo directamente de el. Recuerdo que en una ocasión viendo un documental de Steelers, John Stallworth comentaba que antes del juego de Campeonato de 1974 ante Raiders, Chuck Noll dijo lo siguiente: "Hace una semana que se jugó el partido divisional entre Miami y Oakland y al resultar ganadores los Raiders, John Madden había comentado que ese partido había sido jugado por los 2 mejores equipos de la liga." Continúa Noll diciendo: "Yo no lo creo, porque el mejor equipo de la liga lo tengo aquí conmigo". Puede que haya sido algo muy parco y sutil, sin mayores comparsas o aspavientos, pero casi estoy seguro que la manera y con la convicción con la que se los manifestó, algo detonó en Bradshaw, Greene y Cía., que a partir de ese momento ya estaban en camino de convertirse en la más grande de todas las dinastías en la historia de este hermoso deporte.