¿Qué sigue para los Seahawks?
A unos días de haber terminado su temporada, es válido pensar qué es lo que viene en el futuro para los Seahawks, sobre todo ante una temporada que terminó siendo mucho mejor de lo esperado.
El 2018 de Seattle
Antes de empezar la temporada la opinión general era más o menos la misma: este equipo había comenzado un proceso de reconstrucción que involucró dejar ir a muchos veteranos para comenzar a buscar talento nuevo. Durante el offseason salieron del equipo elementos como Richard Sherman, Michael Bennett, Cliff Avril, Kam Chancellor, Jimmy Graham, Paul Richardson, Thomas Rawls y Jon Ryan, y en su lugar los Seahawks dejaron que otros elementos más jóvenes tomaran los puestos.
Esas bajas, unidas al hecho de haber terminado 0-4 la pretemporada, hacían pensar que las cosas no serían sencillas para Pete Carroll, ya que tendría que trabajar en encontrar una nueva identidad para su equipo. Lo logró en menos tiempo de lo esperado.
Después de perder los dos primeros partidos del año (en Denver y en Chicago), los Seahawks ganaron diez de los siguientes catorce encuentros, asegurando un boleto a los playoffs. Y gran parte del éxito de este equipo vino por su ataque terrestre, que se volvió el mejor de la liga después de varios años de ser uno de los peores.
La postemporada no fue tan amable con ellos, ya que cayeron ante los Cowboys en la ronda divisional, dejando ver que aún queda mucho trabajo por hacer, aunque da la impresión de que el camino está bastante avanzando.
El futuro inmediato
Una de las grandes tareas de este equipo, contrario al offseason pasado, es asegurar la permanencia de dos veteranos: Russell Wilson y Bobby Wagner, ya que con ellos no es posible pensar en la opción de dejarlos partir.
Ambos jugadores estarán en su último año de contrato en el 2019, así que debe ser prioridad para la gerencia el llegar a extensiones ello lo más pronto posible para evitar conflictos contractuales. Y sería buena idea hacerlo ahora, sobre todo para no tener que llegar al punto donde se deba contemplar el uso de la Franchise Tag.
Amarrar así a Wilson y Wagner le daría a este equipo la seguridad de tener a sus dos líderes por un buen tiempo, funcionando como ancla para ambas unidades, y dejando que el Draft y la agencia libre se usen para reforzar las áreas de mejora en el roster.
El reto de Pete Carroll
¿Se acuerdan cuando, después del Super Bowl XLIX, todo mundo hablaba de que Carroll tenía que haber mandado una jugada por tierra al final del encuentro? OK, en estos momentos más de uno piensa que el sábado pasado las cosas tenían que haber sido muy distintas ante Dallas: los Seahawks debieron haber usado menos el juego terrestre.
En el juego de comodines ante los Cowboys, el juego terrestre de Seattle produjo 73 yardas, de las cuales 28 vinieron en un acarreo de Rashaad Penny. Eso los deja con 45 yardas en el resto del juego, que vinieron en 23 acarreos. Eso es un promedio de 1.9 yardas por acarreo, y sobra decir que es muy malo.
El juego por pase, en contraste, produjo 8.6 yardas por cada intento de pase. Si solamente contamos los pases completos, Russell Wilson produjo 12.9 yardas por cada pase que conectó con sus receptores. Y aún así Carroll decidió seguir adelante con el juego terrestre.
Lógicamente el principal culpable es Brian Schottenheimer, coordinador ofensivo de los Seahawks, pero no está de más decir que Carroll debería haber hecho ajustes al medio tiempo y pedir que la ofensiva saliera con un poco más de jugadas por pase, lo que eventualmente hubiera dado más espacios para el juego terrestre.
Nadie duda que Carroll hizo un gran trabajo con su equipo este año, sobre todo considerando que este 2018 era más de aprendizaje, pero es importante que trabaje mejor con sus coordinadores para hacer ajustes durante los partidos, aunque estos impliquen traicionar la filosofía que se estaba siguiendo en el año.
El futuro definitivamente pinta muy interesante en Seattle, y el reto de Pete Carroll será reducir los momentos donde la gente se cuestione si sus decisiones dentro del encuentro son las adecuadas.